«QUEJÍO»

El quejío es un llanto transformado en arte; el dolor que sale de la garganta para contar una realidad que nunca quiso ser vivida y que brota a borbotones con una belleza que, a pesar de todo, no tiene parangón. Es “un instante de duende en el que el cantaor da lo que tiene en lo más profundo de su alma”; un instante que el artista yeclano Lidó Rico ha plasmado en el cartel que ilustra la 62ª edición del Festival Internacional del Cante de las Minas.

Un sentimiento tan intenso tenía que ser vivido en primera persona. Bajo esta premisa, el autor se sumergió en su estudio escuchando flamenco y cante jondo, incluso “cantando Camarón” con su camisa para vivirlo como una experiencia, porque “quería que cualquier persona de la condición que fuera, de niño a mayor, de entendido a no entendido, viera que ahí está pasando algo”. Por eso ese quejío traslada el punto de “casi dolor de querer sacar todo lo que lleva dentro y que se acompaña también con la expresión de las manos”.

Este quejío real se planta sobre una superficie fotoluminiscente que atrapó la silueta de Lidó Rico en un bucle de encendido y apagado, que hace que no solo muestre ese momento del cantaor, sino que parece oírse y estar en movimiento. “Cuando la luz se apaga, la silueta queda dentro de la superficie haciendo que no sea yo, sino una secuencia de mi sombra, saliendo de la parte física para llegar a ser algo conceptual que haga que todo el mundo reconozca ese quejío”, detalla el artista.

Lidó Rico empezó a sus estudios de arte en la Universidad Politécnica de Valencia, graduándose en 1991 en la Escuela Superior de Bellas Artes de París. En el año 1989 ganó el primer premio Murcia Joven de Pintura y en 1992 fue seleccionado para hacer la escultura exterior del Pabellón de Murcia en la Exposición Universal de Sevilla. En el 2001 recibió la Mención de Honor en la VI Bienal de Dibujo celebrado en la ciudad de Györ en Hungría y cuatro años más tarde, fue seleccionado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para representar a España en la XXIII Bienal de Alejandría en Egipto, siendo galardonado con el Gran Premio. Además, este año se le ha otorgado el pincel del año en la Bienal de Fuente Álamo y el Doctorado Honoris Causa por el Instituto Mexicano de Victimología en Ciudad de México.

Desde sus inicios profesionales hasta el momento actual ha realizado cerca de un centenar de exposiciones en todo el mundo, haciendo llegar su obra a museos, instituciones y colecciones públicas y privadas. El artista plástico también está presente en el nuevo Museo Minero de La Unión con su obra ‘Horados, Zona Cero’ que evoca a las ‘almas’ que la minería sigue escondiendo en lo más profundo de galerías y túneles.