9 agosto, 2016

La cuarta gala de la 56 edición del Festival Internacional del Cante de las Minas acogía una noche de flamenco muy gitano que reunía en el mismo escenario al bailaor Farruquito y al cantaor Rancapino Chico.
Farruquito traía a la Catedral del Cante su espectáculo “Improvisao”, donde el bailaor muestra las raíces más arraigadas de este arte. Acompañado al cante por Antonio Villar, hijo del célebre Juan Villar, María Vizarraga y Pepe de Pura, al toque, Román Vicente y José Gálvez y a la percusión, Antonio El Polito.

El público de La Unión asistía a una puesta en escena vibrante con un baile eléctrico, preciso y desgarrador. El nieto del Farruco ha arrancado unos fervorosos aplausos por soleá y por bulerías, taconeando con fuerza y agitando con duende y embrujo la atmósfera de las tablas de la “Catedral del Cante”.

Antes de despedirse con unas bulerías de fin de fiesta, donde también ha participado el otro protagonista de la noche, Rancapino Chico, Farruquito ha explicado que este espectáculo “Improvisao”, tiene su razón de ser en que “el único flamenco que conocemos se aprende en la calle, en casa, con los padres, los abuelos, por eso ahí está el origen del flamenco, en la improvisación, cada día se siente de una manera diferente”. Y recordaba las palabras de su abuelo Farruco, que le decía que “prefería bailar mal de verdad que bailar bien de mentira”.

La gala comenzaba con la actuación en el escenario de Rancapino Chico, que se estrenaba en la Catedral del Cante. Hijo del cantaor Rancapino, Alonso Núñez Fernández, nació en Chiclana de la Frontera y desde pequeño ha bebido de los cantes de Cádiz.

El cantaor se ha arrancado en las tablas de La Unión con unos tarantos de inspiración minera dedicados al público de la Catedral, seguida de la malagueña de Enrique El Mellizo, unos tangos a lo Cepero y unos fandangos caracoleros en un alarde de pureza en el que ha demostrado quejío flamenco y hondura en la voz.

Además deleitaba al público de La Unión con unas bulerías muy jerezanas que arrancaban con la letra de ¡Ay, que mora! y remataba su actuación con una zambra dedicada a su padre, acordándose de sus inicios, de su fuente de inspiración Manolo Caracol y, por supuesto, de Camarón de la Isla.

Acompañado al toque por Antonio Higuero y a las palmas por Chicharito de Jerez y Pepe Rubichi, Rancapino ha sembrado aplausos entre los enamorados del cante jondo. Con 22 años consiguió el primer premio del concurso de la Peña Flamenca de Chiclana y desde entonces no ha dejado de recorrer escenarios demostrando una manera muy personal de entender los palos más clásicos y según la tradición de los cantaores de Cádiz.Rancapino Chico